Investigadores del Instituto de Ciencia de Materiales de Sevilla (centro mixto Consejo Superior de Investigaciones Científicas-Universidad de Sevilla) y de la Universidad de Málaga
han desarrollo materiales biodegradables, procedentes de la piel del
tomate, destinados a recubrir el interior de latas de conserva. Según
apuntan los expertos, se trata de una alternativa orgánica que permite
sustituir el material que normalmente envuelve la zona interior de estos
envases para evitar su contacto con el alimento o bebida. Este nuevo
recubrimiento, además de ser respetuoso con el medio ambiente, mantiene
sus propiedades en cuanto a duración o resistencia.
En el artículo ‘Polyester Films Obtained by Noncatalyzed
Melt-Condensation Polymerization of Aleuritic
(9,10,16-Trihydroxyhexadecanoic) Acid in Air’, publicado en la revista Journal of Applied Polymer Science,
el equipo de trabajo resume cómo ha desarrollado un material
biodegradable a partir de cutina vegetal, un polímero que procede de la
piel del tomate y que permite recubrir la zona interior de todo tipo de
recipientes destinados a conservar alimentos o refrescos.
“Nos fijamos en el tomate porque su piel presenta las mismas
propiedades que requieren este tipo de productos. Es decir, es muy
resistente y no se funde, de forma que puede soportar los tratamientos
esterilizadores que normalmente se aplican a estas latas”, explica a la
Fundación Descubre el responsable principal del proyecto, José Jesús
Benítez, investigador del Instituto de Ciencia de Materiales de
Sevilla.
De este modo, los expertos han demostrado la eficacia de este nuevo
material tanto en latas de refresco o cerveza como en envases de
alimentos. “Podemos utilizarlo para envasar bebidas, normalmente
consumidas en cortos espacios de tiempo, o para conservar la comida, ya
que ésta puede estar varios años hasta que llegan al consumidor”, expone
Benítez.
Un producto patentado
Para llegar a estas conclusiones, los expertos desarrollaron y
patentaron, en primer lugar, el nuevo material procedente de la piel del
tomate. “Antes de decidir centrarnos en el tomate, comprobamos que es
un producto muy abundante en Andalucía y que además su piel no se funde,
no se disuelve y es estable y homogénea”, sostiene Benítez.
Y añade: “Extraemos su piel y, mediante técnicas de laboratorio,
obtenemos un determinado poliéster químicamente idéntico al vegetal
denominado cutina que la planta emplea como esqueleto de sus tejidos
externos para unir sus componentes y que es el elemento clave que
compone el nuevo producto que hemos desarrollado”.
Finalmente, una vez desarrollado el nuevo producto a partir de cutina
vegetal, los expertos comprobaron su eficacia aplicándolo sobre
planchas metálicas idénticas a las comúnmente empleadas en envases. “Por
último, en el laboratorio del Instituto de Ciencia de Materiales de
Sevilla, demostramos su utilidad como material de protección y
recubrimiento interior tanto en latas de corta duración (plancha de
aluminio) como en envases más duraderos (aleación de acero y zinc)”,
apunta el investigador.
Envases ecológicos
Además de ser utilizado como recubrimiento para todo tipo de envases,
este estudio, que recoge la experiencia de más de una década de
investigación sobre componentes biodegradables, también ha permitido a
los expertos emplear la cutina vegetal como material de envasado
reciclable y ecológico. “Igualmente, hemos demostrado su capacidad a la
hora de fabricar bolsas o botellas que se pueden utilizar de forma
cotidiana y emplear como abono llegada la hora de desecharlas”, comenta.
Estos datos, según indican los expertos, han permitido abrir líneas
de investigación con el objetivo de profundizar en el estudio de nuevos
materiales orgánicos procedentes de diferentes tipologías de frutos.
“Trabajamos en la idea de mejorar y perfeccionar mecánicamente el
producto, es decir, emplear aditivos de origen vegetal para hacer su
estructura más resistente y duradera”, apostilla Benítez.
Estos resultados son fruto de los proyectos de excelencia y nacional Obtención
de Bioplásticos Tipo Polihidroxialcanoato (PHA) de Cadena Larga a
Partir de Desechos de Epidermis de Frutos Comerciales y Estudio
de la Interacciones Intermoleculares entre Hidroxiácidos Carboxílicos
de Cadena Larga como Modelo para el Diseño de Poliésteres Biomiméticos financiados, respectivamente, por la Consejería de Economía, Innovación, Ciencia y Empleo de la Junta de Andalucía y el Ministerio de Economía y Competitividad.
(Fuente)
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